domingo, 25 de agosto de 2019

Érase una vez en Hollywood

Vale. Punto número 1. No soy súperfan de Tarantino y cuando me propusieron ir al cine a ver una peli suya que además duraba casi tres horas como un resorte respondí: "no, ni de coña". Así que mis prejuicios tomaron el control. Sé que no es muy popular decir que no te gustan Pulp Fiction o las pelis de la serie Kill Bill, pero debo decir que no, no me gustaron. No obstante, me encantó Malditos Bastardos. Si eso sirve de atenuante, pues adelante.
Cartel de la película (www.rockandfilms.es)
Luego dos argumentos acabaron convenciéndome: en primer lugar, ver la peli en los cines Luxury, lo cual es mucho más que ir al cine y lo recomiendo muy a pesar del precio de la entrada porque, de verdad, es otro nivel. Cualquier peli parece mejor.
No obstante, en segundo lugar, el argumento más convincente fue que la protagonizaban Leonardo Di Caprio y Brad Pitt, los cuales son dos animales de la interpretación, y ahí están pelis como 12 monos, Quemar antes de leer o Snatch: cerdos y diamantes en el caso de Pitt o Diamantes de Sangre, Gangs of New York o Atrápame si puedes en el caso de Di Caprio, sólo por citar las primeras que se me vienen a la cabeza. 
Bien, pues Érase una vez en Hollywood es simplemente brutal. Yo que suelo removerme como lagartija en las butacas del cine porque me inquieta tanta inactividad, reconozco que se me pasó el tiempo volando y la peli la disfruté como una enana, así que se me pasó sin enterarme. ¡¡IMPRESIONANTE!!
La historia es dinámica, divertida, amena y muy bien narrada. Tiene algunos tintes de historia coral, aunque está todo perfectamente conectado y, los personajes son tremendos.  
Como nota curiosa debo decir que, casualmente, el día antes de ver la peli vi el capítulo de MindHunter (hablaremos de esta serie en otra entrada) en el que los protagonistas entrevistan a Charles Manson, lo que me ayudó a comprender mucho mejor lo que sucede en la película. 

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