miércoles, 11 de septiembre de 2019

SOMBRAS

¿Qué es la oscuridad sino la ausencia de luz? Es un no ver, es un agujero negro que se traga la existencia, es un paréntesis que habita en el día a día, es un callejón sin salida. Puede que no te guste, pero es real, tanto como el aire que respiras. Y, lo creas o no, es necesaria. ¿Dónde si no ocultaríamos lo que nos avergüenza?
  ¿Y yo? ¿Sabes quién soy? Lo sabes, aunque no quieres reconocerme. Te repugna mi presencia porque conozco tus secretos, los más oscuros, los ignominiosos, por tanto, los inconfesables. Me oyes pero no me escuchas. Da igual. Te lo susurraré. Soy una sombra. Un espejismo de lo que fui. Una ilusión de lo que pude haber sido. Soy un no nacido y, al mismo tiempo, un no muerto. Huyo de la luz porque en ella soy visible, mientras que la negrura me oculta y me da libertad. En ella vivo al acecho, buscando respuestas a preguntas inconexas, trabajando a destajo para resolver puzles irresolubles. Me necesitas, aunque no quieras. Soy un ente, porque no estoy hecho de materia. Sin embargo, tampoco soy un espíritu. Los sueños conforman el tejido que me da vida, aunque es una vida efímera, para que nos vamos a engañar. Soy su morada y su habitante. Soy el limbo. Y tú siempre notas mi presencia, aunque no siempre te das cuenta. Me temes. Y lo sabes.

Ayer estuviste a punto de descubrirme. ¿A qué viene esto ahora? Hace mucho que llegamos a un acuerdo, aunque fuera tácito por ser innombrable. El caso es que aún no encuentro explicación. No sé cómo pudo pasar, pero casi me sacaste de mi escondrijo. Me pillaste desprevenido y no volverá a pasar, porque me has puesto en alerta. Por suerte, soy un maestro agazapándome y soy capaz de habitar la más mínima rendija, el más insignificante recoveco. Soy un escapista profesional. No entiendo por qué, de pronto, te sientes tan valiente y ansías descubrir aquello que guardaste bajo llave hace tanto tiempo. Tenías tus motivos, ¿acaso no lo recuerdas? No indagues demasiado. Es peligroso. Y oscuro. Y siniestro. Es casi diabólico, pérfido y perverso. Puede poner tu mundo patas arriba.
Debo decir que no me gustó que intentaras desenmascararme. Me heriste. Me sentí traicionado. Me demostraste que no puedo confiar en ti. Presta atención, pues te estoy avisando: no va a ser fácil, porque soy fuerte y, además, me conozco todos los trucos. Ese charlatán al que acudiste no es más que un mercachifle de la salud mental. No es rival para mí. No lo será nunca. Sólo saldré a la luz si yo quiero.
Sé que tienes problemas. Sé que lo estás pasando mal. Y lo siento. Pero no me culpes a mí. La vida puede ser dura. Acostúmbrate. ¿De qué sirve mirar al pasado? Yo sólo soy responsable de ayudarte a reprimir aquellas cosas desagradables con las que no quieres enfrentarte. Soy el colchón en el que entierras tu cobardía, soy la almohada que ahoga tu llanto. Deberías darme las gracias. Pero cuidado, si sigues insistiendo, tendré que dar la cara y eso no te va a gustar porque conmigo saldrán del sarcófago horrendos secretos. Hay cosas que es mejor dejarlas como están, en su orden natural. 

Ahora que duermes, aprovecho para revelarte lo que soy. Es el mejor momento, aunque el sueño se esté tornando en pesadilla. Sabías que podía pasar. No es más que la consecuencia de tus actos irresponsables. Prepárate para la verdad. Voy a desnudarme ante ti. Soy sombras aquí y allá. Soy tinieblas. Soy tus preocupaciones y tus desvelos. Soy el dueño y señor de la negrura. Soy tu cara B. Soy un yo reprimido, aunque no por ello pudoroso o cohibido. Soy el Ello. Soy tus pulsiones e instintos más primitivos. Pero, en particular, soy tu sombra, la única hecha a tu medida porque habita en tu subconsciente. Y ahora me desvanezco porque la consciencia empieza a pedir paso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario