miércoles, 8 de agosto de 2018

El recóndito país Islandés

Jökulsárlón
Islandia. Sólo pronunciarlo uno se estremece pensando en sus auroras boreales y sus paisajes helados. En verano, al menos lo que ellos llaman verano, la temperatura es más bien invernal para aquellos que proceden de lugares más cálidos. Será que los islandeses están hechos de otra pasta.
Altramuces florecientes
Sí, no voy a ser yo quien lo niegue porque es
verdad. Tienen un clima caótico. En un rato puedes pasar del verano al invierno, pasando por la primavera y el otoño, con lluvias, viento racheado y cualquier otra cosa que se te ocurra. Supongo que ese clima es en gran parte responsable de la tremenda belleza que esconde este país, porque realmente Islandia es una joya de la naturaleza. Parece que en una extensión relativamente pequeña haya acumuladas tantas maravillas.
La gente me suele preguntar, ¿qué es lo que más te ha gustado? Y ante esa pregunta me quedo en blanco. Creo que es imposible de responder, pues elegir una cosa no es sinónimos de que sea lo más bello. De hecho, durante el viaje me pasó algo curioso. Debido a la época del año en la que fuimos y según nos comentó algún lugareño, resulta que hay tantas cascadas por todos sitios debido a que es la época del deshielo y en septiembre muchas de esas cascadas se quedan secas. Aún así, hay unas cuantas que visitamos todos los turistas porque están marcadas como punto de interés. Con esto lo que me sucedió es que cada una me parecía más bella y espectacular que la anterior, lo cual al final del viaje dudaba si se debía a mi capacidad de fascinarme sin medida o a que realmente la de aquel día era todavía más increíble que la anterior.
Godafoss
Así que, llegados a este punto, puedo afirmar que no sé qué me ha impresionado más si sus cascadas, sus fumarolas, sus campos de lava, los géiseres, los colores de Landmannalaugar, su sorprendente vegetación, sus fiordos, su mar salpicado de trozos de glaciar, sus cráteres, sus glaciares, sus maravillas geotermales, la Blue Lagoon o esa extraordinaria capacidad para reproducir palabras impronunciables y casi imposibles de recordar. El resumen de todo es que merece la pena visitarlo porque no te deja indiferente.
No obstante, no todo puede ser maravilloso. Por ejemplo, ir a Nueva Zelanda tiene el inconveniente de pasarte más de 24 horas volando para llegar allí. Un inconveniente que, con total sinceridad, merece la pena sufrir, puesto que no se me ocurre ningún otro. En Islandia debes prepararte para un nivel de vida mucho más alto de lo habitual, por lo que tu presupuesto puede saltar por los aires si no te andas con cuidado. Por otra parte, esta el tema de las carreteras, puesto que incluso en la Ring Road, es decir, la principal de la isla, puedes encontrarte sorpresas desagradables como tramos de grava y bacheados. Ni se me ocurre mencionar las conocidas como F, sólo aptas para vehículos 4x4 y experimentados conductores. Estas carreteras son las que se adentran hacia las montañas del interior y cabe la posibilidad de que si te atreves a tomar una de ellas tengas que vadear un río en un momento dado. De hecho, ya se encargan de advertirte en más de una ocasión del peligro que entrañan.
¿Pensando en viajar a Islandia? Pues no lo dudes. Te sorprenderá.


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