¿Es que acaso me engañan mis ojos? No, no lo creo. Aunque me
gustaría que lo hicieran, al menos esta vez. Pero no lo hacen. Sería una
anomalía. No estoy drogada, de eso estoy segura. ¿Lo estoy? Bueno, al menos,
creo estarlo. No debo ponerme nerviosa. Tengo que intentar respirar con
tranquilidad porque, de lo contrario, si me dejo llevar como otras veces,
acabaré hiper ventilando y puede que hasta pierda el sentido. No sería la
primera vez.
¿Qué recuerdas? Poca cosa, la verdad. Estábamos en la fiesta
de Halloween y la mayoría nos habíamos disfrazado. Lo estábamos pasando bien.
Entonces, ¿qué? Piensa. Era el momento del desfile y la calle estaba
abarrotada. Había un chico disfrazado de hombre lobo que me miraba fijamente,
aunque de eso tampoco puedo estar segura porque llevaba una máscara. Recuerdo
que me resultó intimidarte pero también atrayente, un tanto peligroso. Me
invitó a una copa y estuvimos charlando. Luego otra copa y otra y otra más,
hasta que perdí la cuenta. Su voz me resultaba familiar, pero con la máscara
estaba un tanto distorsionada. Da igual, algo me decía que le conocía. Es él.
Llevaba años sin verle y ahora está tumbado junto a mí.
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